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MUPI Museo de La Palabra y La Imagen by CAMARO27

Exposición: Los mundos de Salarrué Según la nota editorial de O-yarkandal, obra de Salarrué, las narraciones sobre el mundo campesino creado por él han sido aclamadas en diversas latitudes. Sus relatos fantásticos asombran por su desbordante imaginación. El manejo riguroso del género, la capacidad para profundizar con pocos trazos en la humanidad de sus personajes y un lenguaje basado en una estricta economía de recursos ubican a Salarrué en las primeras filas de los cuentistas en lengua castellana del siglo XX. Por: José Antonio Soto Gómez El 22 de octubre de 2009 se cumplieron 110 años del natalicio de Salarrué. Por ese motivo, el Museo de la Palabra y la Imagen (MUPI) está presentando la exposición “Himántara Diama Xitrán: Los mundos de Salarrué”, basada en la parte mística del escritor salvadoreño. El concepto de la exhibición deriva de sus obras O'Yarkandal y Remotando el Uluán, en las cuales creó todo un mundo de fantasía y el idioma Bilsac, del que se retoma la frase &quot;Himántara Diama Xitrán&quot;, que significa &quot;la verdad está en lo increíble&quot;. Tania Primavera Presa, encargada de comunicaciones del MUPI, manifestó que la museografía ha sido hecha por Milton Doño, y la curaduría realizada por Georgina Hernández Rivas, además de la colaboración del equipo del museo. También se encuentra una sala dedicada a la estancia de Salarrué en Nueva York, donde se pueden apreciar cartas de amor que el cuentista escribió a Leonora Nichols, con quien llevó una relación a distancia y quien fue inspiración de muchas de sus obras. En la exposición se muestran gigantografías del escritor y su familia, objetos personales, las primeras ediciones de Cuentos de Cipotes, y manuscritos de obras inéditas, como los de una novela en inglés llamada &quot;The Range of Gold&quot; (La gama del oro); esta última, según Presa, “posiblemente, Salarrué, la escribió en su estadía en Nueva York, ya casi al final de su vida”. Tania nos expresó que como museo no tienen los derechos para publicar a Salarrué, pero acota que su obra esta ahí, y así como esta The Range of gold pueden haber otras también publicadas en revistas, pequeños artículos que le hayan pedido en otros países. En las instalaciones del MUPI, se percibe cómo los diversos artículos en exhibición y las decoraciones de algunos trazos del maestro Salarrué nos remontan a la vida y obra de este genio de literatura mágica y fantástica. Para Tania Presa, el aporte de la exposición es valioso, pues, aunque los niños siguen leyendo los Cuentos de Barro, los Cuentos de Cipotes, mucha gente desconoce el resto de su obra y su pintura, que es extensa. Reseña biográfica Corría el año 1899. Salarrué nace un 22 de octubre, en Sonsonate, en una familia humilde. Su padre, Joaquín Salazar, era un empleado de aduanas. De su madre, Teresa Arrué, se conoce poco. Tania nos expone que “Era costurera y a la vez escribía. Ella tenía procedencia del País Vasco; es posible que por eso Salarrué fuera una persona blanca, de ojos azules, casi pelirrojo”. Añade que “Salarrué vivió en el Sonsonate indígena, con campesinos, y todavía alcanzó a ver aquellos colores de nuestra tierra, sobre todo los del Sonsonate de principios del siglo XX”. El pintor y escritor salvadoreño Ricardo Aguilar Humano comentó en una revista con Trasmallo que Salvador Salazar Arrué, desde niño, mostraba una inclinación a las artes, dibujando y escribiendo, manifestando desde temprano el personaje de Salarrué. A los once años, Salarrué publica un poema. Probablemente su vida literaria comienza desde ese momento. “También sabemos que era un niño muy silencioso, muy distraído en su interior. Era alejado de los pleitos de los niños de su edad. Tuvo muchos amigos indígenas en los cuáles se inspiraría en el futuro para escribir ‘Cuentos de Barro’ y ‘Cuentos de Cipotes’”, cuenta Presa. Sus compañeros de travesuras le llamaban “payún”, por ser tan tímido y a la vez hábil para contar historias. En lugar de subir a un árbol, se encaramaba en las nubes y volaba como un ángel, con su imaginación poblada de su flora y fauna. Incursionó desde muy joven en las filosofías orientales, la India, el Tibet; acercamientos que luego tuvieron reflejo en escritos como O’yarkandal, El Señor de la Burbuja y El Cristo Negro. Comenta Ricardo Aguilar que a los 16 años era tal su talento que sus familiares le consiguen una beca para estudiar en Washington, donde llega a la edad de 17 años sin saber inglés. Entra en una escuela de jesuitas, donde no pasa mucho tiempo, pero aprende lo básico del idioma y pasa a estudiar arte en la prestigiosa Academia Corocoran, donde pinta y comienza a manifestar su vocación plástica. En esa época es muy influenciado por Ignacio Zuloaga, un pintor español de la luz y la sombra. Luego, de alguna manera, Salarrué va a parar a Nueva York y descubre El Libro del Trópico, de Arturo Ambrogi. Su lectura conmociona todo su ser y le trae recuerdos de su niñez con los Izalcos y de todo el país. A los 20 años de edad, regresa a El Salvador y se dedica a la pintura de una manera plena e intensa. Durante toda su vida afirma e insiste que él es más pintor que escritor. Salarrué se dedica a pintar. En 1922, se casa con Zelié Lardé, otro ser excepcional, pintora también, con quien procrea a sus hijas Olga, Maya y, por último, Aída. Es tal la posición económica de Salarrué que en esa época, a través de contactos o amistades, le consiguen un puesto, tal vez ficticio, de secretario de la Cruz Roja. Salarrué logra acceder a un terreno en San Marcos y con sus propias manos y las de su familia comienza a construir su residencia en la Colonia América. Según el libro Biografías de Escritores Salvadoreños, de Carlos Gregorio Flores, Salarrué trabajó como jefe de redacción en el Diario Patria, cuando lo dirigía Alberto Masferrer y Alberto Guerra Trigueros. También colaboró en la revista Espira, fundada por Enrique Lardé y Miguel Ángel Chacón, en 1919. Publicó igualmente en el periódico “Queremos”, fundado y dirigido por don Carlos Bauer Avilés, en 1927. En la revista Cactus, surgida en 1933, Salarrué dio a conocer algunos de sus cuentos regionales e ilustró numerosas producciones. En 1941, colaboró en la revista mensual de arte y literatura Brújula. Participó asimismo en la revista Síntesis, de la Secretaría de la Presidencia de la República (1954-1958). La revista Cultura, iniciada en 1955, contó con mucho de su producción literaria, como también Vida Universitaria, editada por el Departamento de Extensión Cultural de la Universidad Nacional de El Salvador, fundada en 1961 por Hugo Lindo. En 1975, publican su poemario llamado Mundo Nomasito, que escribió en paseos al cerro de San Jacinto. Para entonces tiene un cáncer avanzado. Solo y en la pobreza, muere el 27 de noviembre de 1975, a las 10 de la noche. Ricardo Aguilar trae a su memoria una anécdota de Olga, hija de Salarrué. Cuenta que el entonces presidente de la república, coronel Molina, quiso valerse de su dolor y se asomó a su casa, con prensa y fotógrafos, para que retrataran al mandatario entregándole un cheque para sus medicinas. La familia de Salarrué se indignó tanto que lo sacó de la casa. En ese mismo año, el presidente de México, José López Portillo, le manda a ofrecer el avión presidencial y todos los gastos pagados de medicina para que vaya a México a curarse, pero la enfermedad de Salarrué era ya tan aguda que no tomó la oferta. Salvador Salazar Arrué quería ser sepultado en Panchimalco, en un ataúd de pino sin cepillar, pero lo entierran en el Cementerio de los Ilustres de San Salvador. La tumba la diseña su hija Maya, que lo acompañó y cuidó en sus últimos años. El legado de Salarrué El Museo de la Palabra y la Imagen recibió el legado de Salarrué en el año 2003, cuando fue entregado por la fundación La casa del escritor, dirigida por Ricardo Aguilar, quien donó todo el archivo de que él mismo recibió por parte de Maya, una de las hijas del artista; la única que vivía en El Salvador para el año 1994. Según Tania, “Ella (Maya) era ya muy mayor. Si no me equivoco, en ese año murió, y como Ricardo Aguilar Humano era bien amigo de ella y ella también sabía de la amistad que había entre Ricardo y Salarrué, ella tuvo la confianza para entregarle las cosas: libros, objetos, muchos documentos inéditos de Salarrué…”, explicó Tania. Hubo esfuerzos anteriores a través de la fundación llamada La casa de Salarrué, cuyos miembros trabajaron intensamente, pero les faltaron recursos al final. Luego, gracias a la confianza que la sociedad civil pone en el MUPI, La Casa de Salarrué le entrega su legado en junio de 2003, en unas 100 cajas de diversos tamaños. Desde ese momento, el personal del museo comienza la labor de curar, restaurar y procurar la conservación a cada documento con diferentes químicos. A partir de entonces, se han montado varias exposiciones. El legado de Salarrué está compuesto por 108 piezas, entre pinturas, bocetos, dibujos y esculturas. Otras 300 piezas son obras creadas por su esposa e hijas. Su biblioteca personal cuenta con casi 2 mil títulos, entre libros y revistas en español e inglés. En esta predominan títulos de literatura salvadoreña, revistas de arte y filosofía, principalmente oriental. El archivo personal consta de mil 700 documentos escritos, divididos en dos grandes conjuntos definidos por el tipo y temática de su contenido: correspondencia particular y producción literaria. La correspondencia particular contiene mil 300 cartas enviadas y recibidas entre 1921 y 1975. Está compuesta por cuatro tipos de cartas: familiares, red social, oficial y sentimental. La correspondencia más numerosa la mantiene con su familia, principalmente en los años que fungió como agregado cultural de El Salvador en New York, entre 1946 y 1958. Su producción literaria cuenta con 400 documentos que contienen artículos, ensayos, poemas, cuentos y novelas. La mayoría son borradores de obras como O-yarkandal, Catleya Luna, La Sed de Sling Bader, Íngrimo, las inéditas The Range of Gold y El Hombre de las Nubes. También, se encuentran manuscritos de Cuentos de cipotes, Trasmallo, Cuentos de barro y otros. Hay, además, poemarios como Ciclo, Mundo Nomasito y otros inéditos, publicados en otros medios. Salarrué es… Ricardo Aguilar define a Salarrué como “el hermano mayor y el último nahual visible de Cuscatlán, el registro de la niñez cuscatleca, más que salvadoreña”. Olga Salarrué, hija de Salarrué, lo concibió como “The Magician”, porque siempre les hacía cositas divertidas, y sin duda, gracias él y su madre Zelié, ella y sus hermanas tuvieron la niñez más linda y maravillosa. Sin duda, Salarrué es una verdadera efigie de nuestra literatura. Existen diversos universos a los cuáles el suele transportarnos al leer sus magistrales obras. Al menos tres se distinguen en las mismas: el campesino, el infantil, y el fantástico. Con certeza encontraremos este último en Dathdalía, su preferido, probablemente. Grande es legado que nos deja Salarrué y más grande es el reto por continuar navegando en los mundos del más importante artista nacional. Salarrué es y será &quot;la verdad que está en lo increíble&quot;, &quot;Himántara Diama Xitrán&quot;. Obras de Salarrué El cristo negro (1927) El señor de la burbuja (1927) O-yarkandal (1929) Remotando el Uluán (1932) Cuentos de barro (1933) Eso y más (1940) Trasmallo (1954) La espada y otras narraciones (1960) Íngrimo (1969) La sed de Sling Bader (1971). Reflexiones de carácter místico Conjeturas en la penumbra (1934) El libro desnudo (1969) Vilanos (1969) La sombra y otros motivos literarios (1969) Catleya Luna (1974) Mundo Nomasito (1975) Texto tomado de la revista cultural: <a href="http://www.laorbe.com/orbe/index.php?option=com_content&amp;view=article&amp;id=57:los-mundos-de-salarrue-en-el-mupi&amp;catid=48:historia&amp;Itemid=92" rel="nofollow">LA ORBE</a> MUPI Museo de la Palabra y la Imagen El Museo de la Palabra y la Imagen (MUPI), es una iniciativa ciudadana, establecida legalmente como una Fundación sin fines de lucro, se dedica investigar, rescatar, preservar y mostrar al público elementos de la cultura y la historia de El Salvador. Posee colecciones de manuscritos, fotografía, audio, cine, video, afiches, objetos y publicaciones donados al museo por la entusiasta colaboración de la sociedad, que ha respondido al llamado &quot;contra el caos de la desmemoria&quot;. A partir del 2004 el MUPI conserva y muestra al público el “Legado de Salarrué”. Todos estos importantes acervos, anteriormente en peligro de desaparecer, están siendo clasificados, y avanzamos en su digitalización. Poseemos un local propio en la capital y llevamos a cabo exposiciones itinerantes sobre temas de identidad, cultura y memoria histórica en los lugares más apartados del país. Además, producimos libros, audiovisuales y numerosas actividades educativas y culturales. Localización: 27 Av. Norte, # 1140, Urb. La Esperanza, San Salvador, El Salvador. (por entrada principal Colegio Guadalupano) Central telefónica: (503) 2275-4870 <a href="http://museo.com.sv/" rel="nofollow">museo.com.sv/</a> Email: [email protected] Horario: Lunes a viernes: 8-12 a.m. y 2-5 p.m. Sabados: 8-12 a.m. Entrada: Adultos: $1 Esudiantes: GRATIS. Adultos mayores: GRATIS
Museo de la Palabra y la Imagen is a tourist attraction, one of the Museos in San Salvador, El Salvador. It is located: 7.4 km from Mejicanos, 8.8 km from Ayutuxtepegue, 9.6 km from Cuscatancingo. Read further
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